La segunda guerra mundial y otros conflictos en la novela popular española
Jesus Maroto
La segunda guerra mundial y otros conflictos en la novela popular española
La denominada novela popular española dedicada a temas bélicos tuvo un auge importante en los años cuarenta y cincuenta. Concebida la novela popular como una lectura básicamente de entretenimiento que se vendía en los quioscos, constituía, junto con la radio, las dos fórmulas de distracción más importantes para el español medio. El contenido no podía ofrecer ningún tipo de calidad, sino al contrario, era un elemento de consumo que se leía sin pretensiones. Durante mucho tiempo se ha considerado a esta literatura tan marginal, que muchos estudiosos de la literatura la han despreciado y no la han dado ningún tipo de consideración. Aunque ha merecido muy pocos estudios críticos, ha comenzado a tener interés para los investigadores de ciertos fenómenos culturales. Especialmente aquellos que quieran conocer su efecto sobre los lectores españoles de las décadas citadas.
Para empezar, a la novela popular no se la puede ni atribuir y, ni mucho menos, exigir, algo de calidad. En general es muy baja. Los lectores españoles la compraban para leerlas en los ratos libres como una evasión, de manera que las preferencias se situaban en los mundos poco reales de las novelas del Oeste, las policiacas o la novela rosa. Estas novelas con un precio muy reducido, no se tiraban a la basura, sino que se cambiaban en los puestos callejeros por otras similares. De esta manera, las ediciones eran muy inferiores a los lectores que las compartían. La extensión solía ser de 124 páginas y su tamaño 15x10 cms. muy adecuado para el bolsillo de un abrigo o de una chaqueta. De hecho, se la ha denominado bolsilibro. También se la conoce como pulp que era el tipo de papel de baja calidad, papel de pulpa, con la que se imprimía en los Estados Unidos El interés del lector solo se concentra en la acción, en personajes muy esquemáticos y el exotismo de los lugares donde transcurre. Aparentemente no interesaba profundizar mucho en otros aspectos como era la psicología, la historia de los protagonistas o los aspectos políticos y sociales. Ni siquiera si se localizaban fuera de España. Personajes como El Coyote, El Pirata Negro, El Encapuchado, Doc Savage, Bill Barnes, La Sombra, Pete Rice, Yuma, etc eran los que encabezaban las series que el público devoraba, más que leía, e incluso comentaba. Estos protagonistas coincidían en su interés con los que aparecían en los tebeos que, al mismo tiempo, también tenían un consumo muy elevado, no solo en el público infantil, sino en el adulto debido a que no había censura en la literatura para niños o jóvenes.
Sin embargo, las novelas populares que se centraron en la Segunda Guerra Mundial, la de Corea o Indochina había que clasificarlas en un capítulo aparte. En los estudios sobre la novela popular que se han publicado ocupan muy poco espacio, porque comparativamente con otros géneros, su número es más reducido y su aparición data de principios de los años cincuenta cuando la mayoría de las novelas populares comenzaron a editarse en gran número a principios de los años cuarenta.[1]
La publicación de las primeras novelas populares de tipo bélico puede situarse en 1951. La edición corría a cargo de la editorial Toray y se supone ese año, porque no figura en los primeros números la fecha de impresión. Toray se había basado para su lanzamiento en una serie de tebeos titulados Hazañas Bélicas dibujados por Boixcar (Guillermo Sanchez Boix). A su vez estos tebeos se habían inspirado en un cuaderno titulados Episodios de Guerra cuyos dibujantes eran los hermanos Jesús Blasco y Alejandro Blasco. Ambos tebeos solo relataban episodios independientes sin que los protagonistas aparecieran en los sucesivos. La calidad de los dibujos era excelente, ya que en el caso concreto de Boixcar se reproducían con bastante fidelidad las máquinas de guerra y los aviones. Boixcar dibujaba con gran precisión las fotos o los dibujos que aparecían en las revistas de propaganda editadas por los dos contendientes que se habían repartido en España durante la guerra, como Signal, Victory, En Guardia, Der Adler etc. Estos cuadernos tuvieron mucho éxito y las sucesivas rediciones continuaron hasta los años setenta. Actualmente se han vuelto a reeditar de nuevo pero la calidad no se aproxima como era de desear con los originales.
Al mismo tiempo durante la guerra y los años posteriores, la cinematografía había realizado bastantes películas de tipo bélico que se proyectaron en las salas españolas ante un público deseoso de emociones. La cinematografía norteamericana con su potente distribución dominaba las películas bélicas y la británica le seguía a cierta distancia. En cambio, en el lado alemán la cantidad de películas de tipo bélico proyectadas en España era muy escasa ya que no hay muchas referencias en la prensa alguna que se considerara interesante. Únicamente, desde la segunda mitad de los años cincuenta la cinematografía alemana rodó una serie de películas sobre algunos acontecimientos como Stalingrado, Montecassino o ases de la Luftwaffe, donde se pretendía ofrecer un tratamiento objetivo de los hechos sin que pareciera algo relacionado con el nazismo.
Hechos militares citados antes en Europa o en el Pacífico cuyas batallas aeronavales Midway, Okinawa, Filipinas o desembarcos en Tarawa, Saipan, Iwo Jima , etc no eran algo muy desconocido para el español interesado en esos acontecimientos. Otro suceso importante es la guerra de Corea que estalló en 1950 lo cual daba a los norteamericanos un claro papel de protagonismo para la contención de la amenaza comunista, muy real en Europa. El héroe americano después de vencer a los alemanes y japoneses continuaba de forma solapada la herencia alemana de luchar contra el bolchevismo. Los alemanes habían sido derrotados, pero la publicidad que se predicaba de forma oficial en España es que algo de razón tenían. Las atrocidades de los campos de concentración no se difundieron con la importancia que merecían, ni parecían con la claridad aterradora con la que mostraron treinta años después.
Por lo tanto, el mercado de la novela popular sobre la Segunda Guerra Mundial y la de Corea era muy receptivo para que el aficionado a los tebeos y el espectador de las películas bélicas pudieran dedicar tiempo en leer algo sobre lo que le había interesado o, por lo menos, despertado su afición. El marine norteamericano, el comando británico, el paracaidista alemán, se enfrentarán a los fanáticos japoneses o a las hordas comunistas. Como es lógico rara vez encontraremos un japonés comprensivo o un héroe soviético.
¿Se podría preguntar si estas historias narradas en la novela popular alentaban el belicismo? La pregunta podría también referirse a las películas. Es evidente que si en estos relatos hay un héroe, o varios, que vencen a los enemigos de forma audaz y valerosa la respuesta sería afirmativa. El clima político en aquellos años no era pacifista. La respuesta anterior podría matizarse de que la novela de guerra llevaba en su exposición más violencia, o si se quiere sadismo, que los tebeos de guerra. Especialmente, si la imaginación del lector discurre por las vías de una sugerencia muy explícita de que, en la guerra, casi, todo es aceptable y hay muy poco lugar para las justificaciones de los muertos o para el pacifismo.
Como se indicó anteriormente, la primera serie de novelas de guerra se debe a la editorial Toray el año 1951 denominada Relatos de Guerra. La editorial fundada en 1945 en Barcelona por Torrrecillas y Aymé, (Tor-ay), lanzó en 1952 otra serie titulada Hazañas Bélicas que tenía el mismo nombre que los tebeos dibujados por Boixcar. Posiblemente esa similitud ayudó mucho a su venta, ya que los lectores de los tebeos pasaban a las novelas o las simultaneaban. Hazañas bélicas alcanzó los 769 títulos mientras que Relatos de Guerra solo llegó hasta los 333. La primera continuó su venta hasta los años sesenta reimprimiendo en los últimos números algunos de los primeros cambiando la portada. La portada tenía que ser atractiva y las primeras fueron dibujadas por Jordi Longarón. Este joven dibujante de 18 años, cuando comenzó a trabajar, lo hacía en los tebeos de Hazañas Bélicas de Boixcar pero en aventuras más cortas y solo como complemento de una historia principal. Longarón no firmaba las portadas de los primeros números de Relatos de Guerra aunque si lo hacía en la mitad de la página que ilustraba el capítulo primero. En cambio, en Hazañas Bélicas su nombre aparece en los primeros números de las portadas.
La editorial Cliper que tenía una gran veteranía en la novela popular especialmente las del Oeste, ya que fue la encargada de popularizar el mítico Coyote, también tuvo su experiencia bélica en la serie Bazooka publicada en 1952. Esta serie resulta muy curiosa ya que en las novelas predomina el acontecimiento histórico en el que se insertan los personajes. Al contrario que otras series en donde el protagonista aparece en una batalla que es consecuencia de su periplo aventurero. En cambio, en las novelas de Bazooka se incluye un plano para que el lector pueda seguir los movimientos tanto de los soldados como los barcos o aviones. Las portadas eran dibujadas por Jesús Blasco y luego por Chaco Plino. Jesús Blasco era el dibujante más destacado del semanario juvenil Chicos y la calidad de sus dibujos resplandece en la portada. Bazooka pretendía de alguna manera una labor pedagógica en el lector, así que los pies de páginas explicativos complementan muy bien la descripción de los acontecimientos. Sin embargo, Bazooka solo alcanzó 92 títulos posiblemente porque el lector solo buscaba la evasión mediante una aventura bélica y la historia muy detallada e ilustrada de la realidad en esa misma aventura no le interesaba.
En el año 1951 otra editorial importante en el mundo de los tebeos, Valenciana, se estrena en el belicismo con la serie Comandos que alcanzará los 244 ejemplares. Esta editorial que había tenido mucho éxito con los tebeos del Guerrero del Antifaz, Jaimito y Roberto Alcázar también pudo mantener un ritmo de publicación aceptable pero que no llegaría a la cantidad alcanzada por Toray. Tuvo varios ilustradores como L. Olivares, T. Porto, A. Vives y otros que conseguían portadas que se apartaban de una homogeneidad artística.
En esa misma década aparecieron series más cortas como Stuka y Blindados. Los autores son los mismos que los de Hazañas Belicas y Relatos de Guerra pero la calidad de la ilustración de la portada es muy deficiente. Solamente se editaron unos pocos números.
En los años sesenta se reactivan las series bélicas con Carro Blindado de la editorial Ferma, Patrulla de combate y Panzer División de la editorial Rollan, que al mismo tiempo había obtenido cierto éxito con los tebeos Aventuras del FBI, y Metralla como dos colecciones editadas por la dominadora de tebeos Brugera y Ferma. Casi todas ellas raramente superaban los 100 números excepto Patrulla de Combate que alcanzó 216 y Metralla los 200, aunquee hubo una primera edición de 90 ejemplares.
En la década setenta la aparición de series de bolsilibros de guerra debido a la competencia de la televisión y la caída de la venta de novelas populares fue muy reducida. En esa década desaparecieron.
¿Quiénes firmaban estas novelas? Españoles que lo hacían con un seudónimo. La utilización del mismo tiene varias explicaciones por parte de algunos expertos que lo han estudiado.[2] Se ha escrito que había 28 motivaciones para escribir con seudónimo. Pero estas motivaciones no son necesario que sean numerosas. Las propias editoriales querían que los autores tuvieran un nombre extranjero. Esto atraía a los lectores. Ningún comprador español se arriesgaría a gastar su dinero en una novela firmada por un español que cuente algo sobre los combates en Guadalcanal. Un nombre inglés garantiza una aproximación, bien por experiencia, o por relato. Incluso parece dar prestigio. Otro aspecto es que como los autores estaban obligados a una producción intensiva de novelas, el uso de varios seudónimos por un escritor evitaba que el lector rechazase a una persona que publicaba tanto y tan deprisa. Asimismo, como los autores no cuidaban la calidad de los escritos porque solo necesitaban unos cuantos días para entregar una nueva novela a la editorial. Una tras cada semana. Como ejemplo de superproducción se cita al conocido escritor de novelas del Oeste Marcial Lafuente Estefanía que en 1959 había publicado 111 novelas y 133 en 1960. Cifras similares las alcanza la prolífica Corín Tellado. Por otra parte, el uso de varios seudónimos permitía a los autores utilizarlos en géneros distintos, policiaco, oeste, guerra, e incluso en otras editoriales. Por ejemplo H. Onson era el seudónimo para un escritor de gran parte de los números de Bazooka que tenía otro seudónimo para las novelas del Oeste, J. León. En una colección de novelas de guerra no tendría sentido un nombre de mujer sin embargo bajo el seudónimo de Vic Logan se encuentra la prolífica escritora María Victoria Rodoreda que utilizaba muchos seudónimos. Llegó a 77. A la inversa, el ganador del premio Planeta Francisco González Ledesma cuyo seudónimo era el popular Silver Kane entró en el campo de la novela rosa con un nombre de mujer, María victoria González. Este escritor que publicó gran cantidad de novelas del Oeste y policiacas como Silver Kane lo hizo en el género bélico como Taylor Nummy. La elección de un seudónimo para esconder una persona perseguida por el régimen franquista que no podía publicar con su nombre por motivos políticos no es muy consistente. Escritores perseguidos por motivos políticos que no se habían exilado eran muy pocos. Era obligatorio proporcionar los datos de los autores a las editoriales, por lo que anuarios oficiales como el Boletín de Depósito Legal, publicación mensual, recoge la información de las novelas populares con la información de la obra, título, autor, número de páginas, formato, año de impresión, seudónimo y nombre autentico del escritor. En realidad, no parece que el régimen de Franco le preocupara mucho quien había escrito las novelas que describen las aventuras de un soldado americano en el Pacífico o un alemán en el interior de Rusia.
La relación de seudónimos encontrados es la siguiente
A. Cienfuegos
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Alberto Álvarez de Cienfuegos
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A. Rolcest
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Arsenio Olcina Estevez
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A. Lazapa
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Alberto Lázaro Méndez
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Alan Kesington
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Fernando Ferrán Fayós
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Alex Simmons
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Enrique Sánchez Pascual
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Alf Regaldie
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Alfonso Arizmendi Regaldie
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Austin Tower
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Agustín de la Torre Tagarela
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Capitán Wonder
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Domingo Bretones Serrano
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Captain Wonder
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Domingo Bretones Serrano
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Clark Carrados
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Luis García Lecha
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E. J. Richmond
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Enrique Jarnés Rapun
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Edward Payton
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Eduardo Molinero Bustos
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Elliot Dooley
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Enrique Martínez Fariñas
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Fel Marty
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Felix Martínez Orejón
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Francis Rod
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Francisco Rodríguez Feu
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Gal Farmor
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Galo Falgueras
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Geo Marvick
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Pedro Víctor Debrigode Dugi
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George H. White
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Pascual Enguidanos Usach
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H. Onson
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Jacinto de León Cárdenas
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Harry Cowerland
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Enrique Sánchez Pascual
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Henry Scott
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Enrique Jarnés Rapun
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J. A. Tarif
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Joaquín Alcántara Tarifa
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Jack Brooklyn
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Nicolás Miranda Marín
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Jack Vandike
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Francisco Escaño Delgado
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Jess Mc Carr
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Jesús Navarro Carrión
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Jimmy Clayton
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Antonio Fos Ros
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Joe Lincoln
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Enrique Jarnés Rapun
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Joe Mogar
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José María Moreno García
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Johnny Garland
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Juan Gallardo Muñoz
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Karel Sterling
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Julio Pérez Blasco
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Kent Wilson
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Ángel Cazorla Olmo
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L. Aroca
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Luis Rodríguez Aroca
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Larry Winters
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José Caballer Caballer
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Louis G. Milk
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Luis García Lecha
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Manloe Cassy
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Manuel López Casanovas
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Marsh Scrape
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Juan Francisco Abad Fornielles
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Nick Maynard
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Nicolás Miranda Marín
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Paul R. Mayfair
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Antonio González Morales
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Peter Debry
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Pedro Víctor Debrigode Dugi
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Peter Kapra
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Pedro Guirao Hernández
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Phil Weaber
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Pedro Guirao Hernández
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Ralph Barby
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Rafael Barberán Dominguez
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Robert Allison
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Francisco Ortiz Valenzuela
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Robert Allyson
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Oscar Montero Albalat
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Robert Keating
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Fernando López Quirós
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Robert W. Anderley
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Francisco Ortiz Valenzuela
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Robin Carol
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Antonio Ferris Avellán
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Roy Rowan
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Octavio Enguita Iguarbez
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Roy Silverton
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Salvador Dulcet Altés
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S. Darnell
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Sinesio Darnell Huerta
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S. S. Kent
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Juan Llarch Roig
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Sam Fletcher
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Miguel Lavios Agulló
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Taylor Nummy
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Francisco González Ledesma
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Thomas Settee
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Juan Martín Ruiz
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Vic Logan
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Victoria Rodoreda Sayol
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Walter Carrigan
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Ramón Brotons Espí
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Puede observarse que algunos autores han escogido un seudónimo que se aproxima a su verdadero nombre como son los casos de Alberto Álvarez de Cienfuegos (A. Cienfuegos), Alfonso Arizmendi Regaldie (Alf Regaldie), Luis Rodríguez Aroca (L. Aroca), Sinesio Darnell Huerta (S. Darnell). En otros casos la conversión proviene en su traducción libre o figurada al inglés con algunos ejemplos muy curiosos. Estos ejemplos son: Agustín de la Torre Tagarela (Austin Tower), Felix Martínez Orejón (Fel Marty), Joaquín Alcántara Tarifa (J. A. Tarif), Jesús Navarro Carrión (Jess Mc Carr), José María Moreno García (Joe Mogar), Juan Gallardo Muñoz (Johnny Garland), Luis García Lecha (Louis G. Milk), Pedro Víctor Debrigode Dugi (Peter Debry), Rafael Barberán Dominguez (Ralph Barby).
La revisión del cuadro anterior demuestra que un autor ha empleado varios seudónimos incluso en la misma colección. Es el caso de Enrique Jarnés Rapun que emplea tres seudónimos. Lo mismo con Luis García Lecha como Louis G. Milk y Clark Carrados. Si en el caso de Hazañas Bélicas y Relatos de Guerra sustituyéramos los seudónimos por su verdadero nombre se comprobaría que las novelas publicadas se basan en los escritos de un número bastante reducido de escritores. Quizá comparable a la colección Bazooka cuyos pilares son H.Onson y S. Darnell.
Otro aspecto interesante es conocer algo sobre la vida o la personalidad de algunos escritores. Escogemos algunos de los con los datos que se encuentran en internet o en alguna publicación especializada.
Luis García Lecha (1919- 2005: Clark Carrados y Louis G. Milk) nació en Haro (La Rioja) pero desarrolló toda su actividad literaria en Barcelona, colaborando principalmente con Toray y Bruguera. Funcionario del Estado en la cárcel Modelo de Barcelona, durante varias décadas vivió profesionalmente de la escritura, reintegrándose a la función pública cuando, a finales de los setenta, las ventas de la novela popular comenzaron a decaer en España. Se trata de, uno de los más prolíficos autores españoles de la novela, con un total de 2003 contabilizadas el propio autor— no sólo de ciencia-ficción, de las que llegó a escribir casi seiscientas, sino también de la práctica totalidad de los otros géneros: oeste, bélico, policíaco, terror... Asimismo ha sido autor de artículos para los tebeos Can-Can y D. D. T., de la editorial Bruguera y de numerosos guiones para los tebeos de Hazañas Bélicas y de aventuras. Con los dos seudónimos Louis G. Milk y Clark Carrados publicó 143 títulos en Hazañas bélicas y 49 en Relatos de guerra. A éstos habría que añadir 4 títulos más aparecidos en Relatos de guerra Extra, también de Toray, lo que da un total de 196 novelas bélicas escritas por Carrados para la citada compañía editora. Pero además colaboró con otras editoriales, como por ejemplo, Bruguera, en cuya colección Metralla aparecieron 33 novelas suyas. En la década de los 80 hubo otra colección también llamada Metralla, de Ediciones Ceres, en la que Carrados colaboró con dos títulos. La serie Carro blindado, de Ferma, publicó otras cuatro novelas del riojano; y por último, las colecciones Combate, así mismo de Ferma, y Wehrmacht, de Maisal, editaron cada una un título. De manera que, siempre ajustando los datos se observa que Carrados escribió 237 novelas de guerra. Posiblemente el autor más prolífico del género bélico en España.
Enrique Sánchez Pascual (1918- 1996 Alex Simmons). Nacido en Madrid era estudiante de medicina al estallar la Guerra Civil. Al terminar esta se exilió en Francia donde contrajo matrimonio. A su regreso a España estuvo en la prisión de Figueras. Trabajó en Madrid como representante de productos farmacéuticos. Debido al auge de la novela popular se trasladó a Barcelona comenzando a trabajar para la editorial Bruguera y luego para Toray. Abordó todo tipo de géneros no solo en las novelas sino también en obras de teatro, traducciones, artículos guiones poesías etc. En el género bélico empleaba el seudónimo Alex Simmons, aunque también firmó como Karl von Vereiter en novelas publicadas fuera de España, concretamente en Francia, con un componente más elevado de lo que la censura permitía antes de 1975. Posteriormente también se publicaron en España. En el caso del genero de ciencia ficción utilizó bastantes seudónimos como Law Space, H.S. Thels, W. Sampas, Alan Comet, Alan Starr y Lionel Sheridan. Colaboró también con Félix Rodríguez de la Fuente, escribiendo guiones de una revista dirigida por éste. Ganó varios premios de literatura y poesía, como el de La Felguera, en 1984, con el relato corto El hombre y el toro; el Félix Urabayen de novela corta (integrado en los premios Ciudad de Toledo), en 1987, con Los verdugos, o el Ateneo Ciudad de Valladolid, en 1990, con la novela corta La garrapata. Fue asimismo miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, de la Societé des Gens de Lettres y del Groupe freudien de Psychanalyse existentielle. Fuera de Toray su intervención más importante fue en la colección Robot, promovida por él mismo a través de su propia editorial Mando; autor único de los quince títulos que llegaron a aparecer en ella bajo el seudónimo de Alan Comet. Su obra literaria alcanza las 350 novelas. [3]
Jacinto León-Ignacio Ruiz de Cardenas (1919-1991: H.Onson). Nacido en Barcelona, trabajó como redactor de la revista de cine Fotogramas colaborando también en El Correo Catalán, Algo Horizonte y TeleExpres. Fue un prolífico traductor entre otros de las obras de Hemingway y Jack London. Cultivó en la novela popular no solo el género bélico sino otros como el Oeste y policiacas, firmando como León-Ignacio, J.León, J.Dixon, y Sterling Graham. Era el autor de la gran mayoría de las novelas de la colección Hombres del Oeste, de la editorial Clíper, y un buen número de títulos en otras colecciones como Pueblos del Oeste, también de Clíper, y en varias de las series dedicadas al western de Bruguera, donde también escribía como J. de Cárdenas en la colección Bisonte y en Servicio Secreto de Bruguera como J. Dixon y Sterling Graham. Con el seudónimo León-Ignacio publicó cuatro libros de tipo histórico, A ras de tierra, Corpus de Sangre, Los quinquis y Los años del pistolerismo en Barcelona. Ensayo para una guerra civil. La mayor parte de las novelas de la colección Bazooka se deben a su buena información sobre la Segunda Guerra Mundial. El cuidado que transparenta su información sobre los hechos que relata se nota en los numerosos pies de página para informar al lector sobre las técnicas las tácticas de los contendientes. Acompaña un plano para poder seguir el acontecimiento que describe.[4]
Enrique Jarnés Rapun (1925 – 2002: Joe Lincoln, Henry Scott y E. J. Richmond) con 76 novelas de los tres seudónimos
empleados en la colección de Hazañas Bélicas y Relatos de Guerra es uno de los más prolíficos. Trabajó como periodista en el suplemento del periódico Informaciones de Madrid denominado Baleares, residía entonces en Palma de Mallorca. Tras repetidos enfrentamientos con la censura española de la posguerra, colaboró en la BBC y en otros asuntos, hasta que le brindaron la oportunidad de marchar a Venezuela en 1954. Allí se incorporó al periódico El Universal que entonces era de gran circulación. En este país desempeñó una labor amplia en radio y televisión, convirtiéndose en el primer escritor de guiones extranjero que había tenido la oportunidad de trabajar en la televisión venezolana. Su facilidad de redactar le permitió escribir medio centenar de telenovelas muy populares. En 1957, inicia la serie Tierra Adentro en Radio Caracas con argumentos ubicados en diversas regiones venezolanas, lo que le valió el Premio Crítica; poco después gana el "Guaicaipuro Oro" por medio millar de capítulos sobre las vidas de Francisco Miranda, Simón Bolívar y el general Páez. En 1973 escribe para la televisión de Puerto Rico una telenovela que dejará huella en la televisión de la isla, El Hijo de Ángela María El éxito de esta telenovela se trasladó a la pantalla grande En 1977 por Venevisión estrena Laura y Virginia, otra telenovela de que tuvo gran éxito en Venezuela y otros países de Sudamerica. Era sobrino del escritor Benjamín Jarnés. En la primera página de la novela El comando invisible número 54 de Hazañas Bélicas, firmada por E. J. Richmond, el autor se la dedica a sí mismo para continuar escribiendo novelas bélicas: “A Joe Lincoln inseparable amigo de luchas y aventuras, de zozobras y sueños, como recordatorio de insatisfacción por el camino que juntos y hasta ahora llevamos recorrido en nuestro fantástico peregrinar de libros y realidades” (véase la portada de esta novela).
Nicolás Miranda Marín (Nick Maynard y Jack Broklyn). Con 18 años combatió en la 204 Brigada Mixta del ejército de la Republica durante catorce meses. Al perder la República la guerra, fue hecho prisionero y conducido al campo de concentración de Pina (Castellón), del que fue trasladado al de prisioneros de Valsequillo (Córdoba). Con estos antecedentes Nicolás Miranda decidió ir a la División Azul. Atrás sólo quedaba la posibilidad cierta de un nuevo campo de concentración. Allí vivió duros enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Más tarde es agregado el batallón, a la 126 división alemana. En un encarnizado combate, el obús de un disparo abre un boquete en la pierna izquierda que es amputada cerca de la ingle. Nicolás Miranda regresó a España con una expedición de la División Azul un mes después, el 25 de abril de 1942. Con catorce condecoraciones de guerra, entre ellas dos cruces rojas del mérito militar, se le abrieron muchas las puertas. Pasó a prestar servicios en la Secretaría General del Movimiento en Madrid, con rango de vicesecretario, con el presidente de las Cortes, Alejandro Rodríguez de Valcárcel, primero, y con Adolfo Suárez después. Desde 1946 a 1970 escribe más de 700 novelas del oeste, policíacas y relatos de guerra para las editoriales Bruguera, de Barcelona, y Cíes de Vigo, bajo los seudónimos de Nick Maynard, Nick Ramdaim, Joe Sheridan, o su mismo nombre, Nicolás Miranda. Su experiencia personal como combatiente puede apreciarse en algunas novelas como Héroes del Wolchow, donde los protagonistas son alemanes en un frente en donde la otra unidad que combatía era la División Azul española.
Pascual Eguindanos Usach
(1923-2006: George H. White). Nacido en Liria (Valencia) es el decano de los autores del género de ciencia ficción en la novela popular. Era funcionario de Obras Públicas. Comenzó su carrera enlas colecciones de la Editorial Valenciana en las colecciones Comandos, Policía Montada y Western. Más adelante en la editorial Bruguera escribió con el seudónimo citado y Van S. Smith para Oeste, Servicio secreto y La conquista del espacio. Su reputación en la ciencia-ficción española de los años cincuenta procede de un estilo ágil y del universo que propuso, pues cincuenta y cuatro de sus obras se inscriben en la llamada Saga de los Aznar, una auténtica novela-río adaptada al tebeo en dos ocasiones y que recibió en Bruselas el galardón a la mejor serie europea de ficción científica o, ciencia-ficción. La Saga fue reescrita y ampliada en los años 70 y ha sido objeto de atención y reedición, y es actualmente reivindicada por aficionados y autores que continúan su obra.
Pedro Víctor Debrigode (Barcelona 1914-1982: Peter Debry). Es uno de los grandes autores de novelas populares especialmente en el género de aventuras. Para las de tipo bélico, de las que aparecen 7, firmaba como Peter Debry. Otros seudónimos entre los 15 que utilizó fueron Vic Peterson, Peter Briggs, Arnold Briggs, Geo Dugan, Chas Logan, Geo Marvick e incluso Victoria Margin para las románticas. Al comienzo de la Guerra Civil era alférez provisional, pero desertó en el frente de Jaén, lo cual le acarreó una estancia de varios años en el penal del Puerto de Santa María acusado de espionaje, abandono de destino y malversación de fondos. Estuvo desde 1957 a 1963 en Venezuela como corresponsal de la Agencia France Press y luego estuvo en las relaciones públicas de un hotel hasta 1963. Parece ser que escribió más de mil novelas en todos los generos incluso el romántico. Centrado en las novelas de aventuras fue el creador de las series El Pirata negro (85 novelas), El Galante aventurero (20 novelas), El Halcón y Diego Montes todas ellas firmadas como Arnaldo Visconti. En los años setenta su actividad profesional se centró en la traducción.[5]
Joan Llarch y Roig (Barcelona, 1920-1987: S.S. Kent) fue un escritor que cultivó diversos géneros además de la novela popular. Escribió ensayos históricos sobre la Guerra Civil Española, que vivió en primera persona, biografías, novelas y artículos periodísticos. Llamado a filas en la Guerra Civil participó en la batalla del Ebro, encuadrado en la 60ª División republicana. Hecho prisionero, pasó por campos de concentración y un servicio militar de castigo de cinco años en el ejército vencedor. Consiguió pequeños trabajos literarias por encargo o con seudónimo, pero fue acumulando una bibliografía que llegaría a 36 títulos. Sus temas fueron muy variados, desde novelas de divulgación y biografías. Entre sus obras sobre la guerra civil destacan La muerte de Durruti, La batalla del Ebro, La trágica muerte de Companys, Campos de concentración en la España de Franco, Batallones de trabajadores y entre sus novelas, Los días rojinegros y, en catalán, Memoria de la fosca nit. Llarch escribió biografías de Durruti, Cipriano Mera, Negrín, Casanova, Martín Lutero, Gaudí y Dalí, y una sobre Franco en 1983, que obtuvo gran acogida en América Latina. Incluso redactó los guiones de varios tebeos como El dueño del átomo, El poder invisible, Fred santos y Superhombre[6]
María Victoria Rodoreda Sayol (Berga 1931- 2010: Vic Logan). Escritora que se podría comparar a Corín Tellado por la gran cantidad de novelas que escribió en géneros diferentes al romántico. Solamente en ciencia ficción su producción supera el centenar de títulos. Casada con otro autor de novelas populares Juan Almirall Erliso, que lo mismo que su mujer, utilizó gran número de seudónimos, pero sin llegar a los 77 de Rodoreda. Ambos compartieron esos seudónimos por lo que no es fácil atribuir la auditoría de una novela a uno especialmente ya que trabajaban de forma conjunta. La producción de la escritora se centró fundamentalmente en la colección La Conquista del espacio de la editorial Bruguera con 46 novelas, en Infinitum de la editorial Producciones editoriales con 72 títulos. Firmó con su propio nombre, M. V. Rodoreda, numerosos guiones para cómics de colecciones como las novelas ilustradas de Hazañas Bélicas, Serenata, Babette, El Dúo Dinámico, Hazañas del Oeste... Por último, adaptó guiones de cuentos clásicos editados principalmente por las editoriales Toray y Bruguera. En algunas novelas de la colección Hazañas Bélicas de los años sesenta aparece en la contraportada su verdadero nombre[7]
Pedro Guirao Hernández
(Santa Coloma de Gramanet 1929 - 1993: Peter Kapra y Phil Weaver). Escritor de todo tipo de géneros en la novela popular que utilizo multitud de seudónimos. En 1975 publicó ensayos sobre temas esotéricos e históricos, dirigiendo la revista Spirit de Garbo Editorial. Tuvo su propia editorial en 1982. Entre los ensayos se pueden citar ¿Existió otra humanidad?, Las terroríficas profecías de la Gran Pirámide , Herejía y tragedia de los cátaros , El enigma de la esfinge y las pirámides De Gizeh , El enigma de los mayas. Una civilización superior en la América Pre-Colombina. En la novela popular el peso de su producción se basó en las colecciones de ciencia ficción Espacio de Toray y guiones de comics en Luchadores del Espacio. Aunque empleó 17 seudónimos para la novela popular, en el género bélico escribió la mayoría de las novelas como Peter Kapra, en la colección de Hazañas Belicas a partir del número 245 con más de 10 títulos.
[i]
[i] José Carlos Canalda, Peter Kapra. Sitio de Ciencia Ficción
[1] Por ejemplo, el libro más conocido, La novela popular en España de Fernando Martínez de la Hidalga, Salvador Vázquez de Parga, Alfredo Lara y 8 autores más editado por Ediciones Robel en Madrid el año 2000 solo le dedica 9 líneas en la página 48. Salvador Vázquez de Parga en Héroes y enamoradas. La Novela Popular Española, Glenat, Barcelona 2000, comenta con más detalle las de tipo bélico, paginas 155, 156 y 241 a 244. Ramón Charlo Ortiz Repiso en La novela popular en España Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla 2013 cita este género en las páginas 197 a 202. En todos estos libros el espacio que ocupan los análisis o comentarios sobre las novelas policíacas, del Oeste, aventuras, ciencia ficción, es mucho mayor.
[2] El estudio más interesante y completo sobre los seudónimos en la novela popular es el de Ramon Charlo, Autores y seudónimos en la novela popular, Padilla Libros editores & libreros Sevilla 2005. La mayor parte de los seudónimos encontrados proceden de este trabajo.
[3] José Carlos Canalda Enrique Sánchez Pascual en Opinión Sitio de Ciencia-Ficción
[4] Bolsilibros Memoria
[5] Joan Manuel Soldevilla, Pedro Victor Debrigode y la novela popular española.
[6] ComparteLibros y Wikipedia
[7] José Carlos Canalda Sitio de Ciencia Ficción
[i] José Carlos Canalda, Peter Kapra. Sitio de Ciencia Ficción